martes, 30 de agosto de 2011

Noches terribles (y días también)

Son casi las 2 a.m. y recien me voy a dormir. Gabriel ha estado despierto desde las 4 p.m. debido a que tuvo, ¿cómo decirlo?, un ataque de ansiedad?, no sabemos. Eran las 2:45 a.m. del domingo y Gabriel no quería dormir y mucho menos ingerir alimentos (cosa extraña) y se puso a llorar y a gritar estripitosamente, con alaridos que sobrecogían. Recien a las 9 a.m. pudo dormirse del cansancio. Para esto le dimos gaseovet, pensando que eran los gases, después le dimos plidan, lo cual hizo que bajara un poquito lo de los gritos, pero lo raro es que no parecía que tuviera dolor alguno. De verdad que quedamos desconcertados, y su desesperación era indescriptible, tanto así que me atacó por la mañana mordiéndome el mentón. Esto, más que dolor, me causó mucha pena...un dolor grande en el alma.
Cuando se levantó por la tarde estuvo tranquilo, almorzó e hizo sus actividades de siempre. Pero por la noche volvió con lo mismo y tuve que contenerlo varias veces con temor a que me atacara (pero qué podemos hacer en estos casos los padres si son nuestros hijos los que sufren?), así que con paciencia le he estado dando masajes en sus pies (cosa que le gusta)logrando así que le diera sueñito y se durmiera. Lo que sí hemos notado es que le duele su garganta y ha estado con tos por la noche. Esperamos que duerma de corrido hasta las 9 am por lo menos y de allí veremos qué más hacer, por eso es que decidimos no enviarlo hoy a clases porque podría agredir a alguien o alterar a sus compañeros. Esperamos que Dios nos guíe y nos permita tener más paciencia, amor y comprensión. Bye.

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