sábado, 12 de diciembre de 2009

El almuerzo del fin de semana


Como todos los sábados y como actividad familiar de bandera, hoy almorzamos con mis padres y hermanos. Desde hace varios meses acordamos con Marina visitar a mis padres y abuela (mi querida mamita Sofía) a su casa pues mi abue ya no podía movilizarse fácilmente.
Mi abuelita es una de las personas que quería a Gabriel muchísimo ya que lo vio nacer y lo tuvo en brazos durante sus primeros 10 meses mientras vivíamos en casa de mis padres...hubiera sido bonito quedarnos en casa por mucho tiempo, pero como saben, debemos seguir nuestro camino.
Mi mamita ya no está con nosotros, se nos fue el 14 de diciembre por la noche, pero su presencia imperecedera se mantiene, su amor y sus enseñanzas nunca desaperecerán, y espero que Gabriel pueda cobijar esos pequeños recuerdos que puedan haber quedado en su cajita porque estoy seguro que él también la quiso mucho.
Hoy brindamos con mis padres en mi casa por este blog, por los logros de mis hermanos, por mi mamita. Ahora nos turnamos las visitas, y es bonito ver a mis papás, a mis hermanos a quienes quiero mucho, y a mis suegros, quienes también vienen, y a quienes nos toca visitar muy pronto.
Y acerca del comportamiento de Gabriel en los almuerzos: más que bueno, pues él ya come solo, y pica después de que terminó, es algo en lo que debemos trabajar pues no es una buena costumbre, y aparte debemos incidir en sus modales, por ejemplo, cuando algo no le gusta y lo tiene en la boca, lo devuelve...esa conducta debemos cambiarla. Lo que sí estoy seguro es que de hambre no se morirá pues come muy bien y casi de todo...es buen pobre.

Una noche bonita


Hoy llegué muy cansado del trabajo y debía asistir a una reunión de la residencial...pero como todas las noches esperaba con mucho amor ver a mis hermosos hijos. Ver a mi Sofía tan alegre y jovial corriendo hacia mí, casi saltando, y luego esperando su oportunidad, Gabriel quien siempre se acerca a abrazarme con mucha delicadeza y a estamparme su besito como un sello. De inmediato me agarra de la mano y me jala con fuerza hacia su lugar favorito (el mío también): la cocina. Siempre quiere estar allí pues le da ansiedad por comer algo, busca en todos lados pero no sabe qué, y debo redireccionarlo hacia fuera de la cocina para que no siga buscando...porque el que busca, encuentra. Pero no crean que sólo entra a comer, gracias al redireccionamiento hemos logrado que realice tareas que ni nosotros, cuando eramos pequeños, hemos realizado, como por ejemplo pelar arverjitas, guardar las verduras en sus bolsas, etc. Bueno y que tuvo de bonita esta noche, que luego de que Marina y Sofía se fueron a su cuarto, Gabriel y yo nos fuimos al de él, mejor dicho, él me jaló a su cuarto para que lo hiciera dormir....y ya eran casi las 11:30 p.m...pero siempre trata de esperarme....eso es lo bonito.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Un poco de historia...

Del 04/09/09

Dedicado a mi siempre amada esposa Marina, a mi menor hija Sofía y sobre todo a ese ángel que Dios puso en nuestro camino: Gabriel.

Si por un momento, nosotros los humanos, pudiéramos cerrar los ojos y ver dentro de nosotros, tal vez podríamos ver nuestro interior, como si estuvieramos encerrados en una caja negra, resonante, interesante y misteriosa.

Cuando nació Gabriel, fue algo inenarrable, una mezcla de nervios, felicidad, amor, en fin, una mezcla de sentimientos que galopando llegaron con frenesí a mi cabeza. ¿Y cómo sabía que había nacido?, pues al oír su llanto (de tan sólo 40 segundos), sabía que era él, lo sentía en mi corazón, en mi mente. A los 20 minutos pude ver como la incubadora salía de la sala de partos para cruzar el umbral que llevaría a mi primer hijo a la sala de neonatos. Debo haber tenido un gesto muy raro para que la técnica me mirara sonriendo y descubriera la incubadora para ver a Gabriel. No podré nunca olvidar esos ojos muy abiertos que me miraban fijamente y sabía que era especial, lo sabíamos desde hace muchos años Marina y yo, y por supuesto no podía ser mas que obra de Dios.

Al día siguiente, cuando lo tuve entre mis brazos, sabía que había sido bendecido por Dios, sabía que entre mis manos tenía a alguien muy especial y comprendía, una vez más, que Dios tiene planes para todos nosotros. Agradecí al doctor Wong, quien operó a Marina de un mioma subseroso, aprovechando la cesárea por la cual nació Gabriel y el milagro empezó, pues ese mioma que en un momento no permitió que tuviéramos un hijo, que compitió con Gabriel dentro del vientre de Marina y que nos tuvo siempre preocupados, finalmente se había degenerado y fue extirpado para nuestra felicidad. Esto permitiría que Marina pudiera tener, sin ninguna complicación (como fue que ocurrió), otra bebé, nuestra hija menor Sofía.

El nombre de Gabriel llegó como una revelación. Recuerdo que una noche, tal vez 3 meses antes que naciera Gabriel, se vino a la cabeza la preocupación por el segundo nombre de mi primogénito, tenía que ser especial, y llegando a mi casa, como un rayo, llegó el nombre de mi hijo, sería Gabriel. Contento por ello subí corriendo al dormitorio donde descansaba Marina para plantearle esta revelación y para mi sorpresa ella me recibió diciéndome: “Estuve pensando el nombre de nuestro hijo”, yo, perplejo, no supe que decir y le dije en tono de pregunta: “será acaso Gabriel” y ella asintió con felicidad. ¿Que más puedo decir al respecto?, Gabriel es especial.

¡Y empezamos!

Hoy 11 de diciembre, a 25 días de que mi hijo Gabriel cumpla 4 años, empiezo con este blog, que espero pueda servir de algo en esta vida tan agitada y hasta a veces ausente de empatía con los niños con habilidades especiales.

Marina, mi esposa y coautora, y yo, nos hemos trazado la meta de que Gabriel logre grandes avances cuando haya cumplido sus 6 años, así que esta es la primera meta de este blog: ayudarnos a que Gabriel y nosotros sus padres, logremos comprendernos y comunicarnos mucho mejor!

Como parte de este blog, también publicaré lo que he estado escribiendo, dedicado a mi familia, e investigando desde que nos enteramos de que Gabriel tenía autismo.

Ah!...y me olvidaba, terriblemente, de dar gracias a esos ángeles que tienen casa en esta tierra: al CASP (Centro Ann Sullivan del Perú), quienes este año nos han apoyado bastante con Gabriel y que sabemos lo seguirán haciendo hasta cumplir nuestras metas. Gracias Liliana, Jovanna y a todos los del centro por su tiempo y dedicación.

G y M