sábado, 12 de diciembre de 2009

Una noche bonita


Hoy llegué muy cansado del trabajo y debía asistir a una reunión de la residencial...pero como todas las noches esperaba con mucho amor ver a mis hermosos hijos. Ver a mi Sofía tan alegre y jovial corriendo hacia mí, casi saltando, y luego esperando su oportunidad, Gabriel quien siempre se acerca a abrazarme con mucha delicadeza y a estamparme su besito como un sello. De inmediato me agarra de la mano y me jala con fuerza hacia su lugar favorito (el mío también): la cocina. Siempre quiere estar allí pues le da ansiedad por comer algo, busca en todos lados pero no sabe qué, y debo redireccionarlo hacia fuera de la cocina para que no siga buscando...porque el que busca, encuentra. Pero no crean que sólo entra a comer, gracias al redireccionamiento hemos logrado que realice tareas que ni nosotros, cuando eramos pequeños, hemos realizado, como por ejemplo pelar arverjitas, guardar las verduras en sus bolsas, etc. Bueno y que tuvo de bonita esta noche, que luego de que Marina y Sofía se fueron a su cuarto, Gabriel y yo nos fuimos al de él, mejor dicho, él me jaló a su cuarto para que lo hiciera dormir....y ya eran casi las 11:30 p.m...pero siempre trata de esperarme....eso es lo bonito.

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