sábado, 21 de abril de 2012

Alimentación (comida chatarra) y contaminación

Asocian el aumento de casos de autismo a la interacción de comida basura y contaminación ambiental
18 de Abril 2012
El CDC (Center for Disease Control) estadounidense ha publicado un informe según el cual el autismo en niños de ocho años aumentó un 78% entre 2002 y 2008 en los EE.UU.

Estas cifras, calificadas de “epidemia” por las autoridades sanitarias, suponen una gran carga para el sistema educativo del país dado que los niños autistas requieren de atención individualizada. El número de niños y jóvenes de edades comprendidas entre los seis y los 21 años que reciben servicios educativos especiales aumentó en un 91% entre 2005 y 2010. Este fenómeno es común al resto del mundo: se estima que uno de cada 150 niños en edad escolar en Europa y en los EE.UU es autista. En España, el autismo, que durante muchos años había sido considerada una enfermedad rara, también ha ido en aumento durante los últimos veinte años. En la actualidad se estima que hay unos 50.000 niños autistas en todo el país.

En este sentido, un estudio publicado recientemente en la revista científica Clinical Epigenetics sugiere que la epidemia de autismo que está padeciendo Estados Unidos podría estar asociada a pautas alimentarias inadecuadas y a la contaminación ambiental. Un equipo de investigadores coordinados por Renee Dufault, toxicóloga del Servicio de Salud Pública de los EE.UU, estudió la relación entre déficits minerales causados por una dieta inadecuada, y su posible impacto en la eliminación por parte del cuerpo humano de substancias tóxicas comunes como por ejemplo metales pesados o pesticidas organofosforados.

Los investigadores se centraron en investigar en qué medida los factores dietarios y ambientales pueden contribuir al autismo y a otros trastornos similares que afectan el crecimiento y desarrollo del cerebro, comparando los niveles de expresión de ciertos genes en Norteamérica y en el norte de Italia. Así, las variantes genéticas de la enzima paraoxonasa-1 están asociadas al autismo en Norte América, pero no en Italia, lo cual indica una peculiaridad, una diferencia en la interacción entre genes y medio ambiente en ambas regiones.

Los investigadores han usado un enfoque macroepigenético para comparar las diferencias dietarias y de exposición a substancias tóxicas de una y otra región para determinar los factores causantes más probables de la epidemia de autismo en los EE.UU. Los investigadores vieron como el consumo de ciertos tipos de alimentos como por ejemplo siropes de maíz de alto contenido en fructosa (un producto de alto consumo en los EE.UU) está asociado con la pérdida de zinc. La carencia de este mineral tiene un impacto negativo sobre la capacidad corporal de eliminar metales tóxicos como por ejemplo el arsénico, cadmio o mercurio, los cuales a su vez son potentes toxinas que tienen un efecto pernicioso para el desarrollo cerebral en niños. El estudio revela que las substancias químicas tóxicas y una nutrición inadecuada (comida basura) no son factores de riesgo por separado, sino que por el contrario se potencian mutuamente. Las substancias químicas se acumulan con el tiempo hasta llegar a alterar el normal desarrollo del cerebro, provocando autismo y otras patologías. Es más, estos efectos epigenéticos pueden ser transmitidos de padres a hijos.

En vista del crecimiento imparable de casos de autismo, los autores afirman que serán necesarios estudios adicionales, y también que resulta imprescindible incorporar las conclusiones de estos estudios epigenéticos a la prevención, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

Fuente: Clinical Epigenetics

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