sábado, 26 de diciembre de 2009

El día después de Navidad


Si no es por Yngrid que vino a las 7 a.m., no nos hubiéramos despertado. Es más, asombrosamente Gabriel y Sofía aún estaban dormidos, así que aprovechamos para dormir un poco más. Gabriel debe haberse despertado a las 8 a.m. y Sofía cerca a las 9 a.m.
Yo ya estaba listo para levantarme a las 9:30 a.m. cuando llegó mi vecina, la Sra. Raquel Lezama, junto a su nieta para saludarnos e invitar a Sofía a su departamento para que jugaran. Accedí, junto a Marina a que fuera a jugar, pues somos conscientes que necesita también interactuar con otros niños.
Como estoy a dieta, Yngrid hizo un pastel de verduras, muy rico, y almorzamos todos juntos. Esta tarea la vamos a repetir de aquí en adelante porque es necesario que la familia este reunida.
Dejamos a Sofía con Yngrid, y Gabriel se fue con nosostros a darle el encuentro a mi hermano Richard a Plaza San Miguel. Gabriel estaba feliz y quería subir y bajar por las escaleras automáticas. Ahora logra controlarse y hacernos caso cuando le decimos que ya nos tenemos que retirar.
Tomamos el carro de regreso a casa y Gabriel no aguantó más y se durmió, pero no podía dejar que tenga un sueño profundo pues iba a ser difícil cargarlo 6 cuadras con sus más de 20 kilos de peso. Fue así que lo desperté y apenas vio un kiosko pidió algo. Marina le compró unos chifles que tienen poca grasa para distraerlo un poco hasta llegar a Nova. Una vez dentro de Nova, pedí un jugo surtido y una leche asada, los cuales compartimos entre los tres. De allí nos dispusimos a caminar hacia la casa para dejar a Gabriel e irme con Marina de compras. Ahora no lo llevamos mucho de compras, cuando son semanales, porque es difícil cargar el peso de las bolsas y concentrarnos en Gabriel que puede escaparse hacia cualquier lado. Esta conducta está mejorando y espero en estas vacaciones ayudarlo para que sea más paciente cuando alguien lo acompaña.
Lo más precioso de este día fue que a nuestro regreso a casa, Gabriel corrió a mi encuentro, y sin pedírselo, me dio un beso en mi cachete. Seguidamente llegó Sofía e hizo lo mismo y ambos me abrazaron pidiendo que los cargue. Cada vez que recuerdo la escena, se llena mi corazón de alegría y me da fuerzas para seguir luchando por Gabriel y Sofía.
Cuando llegamos ya los chicos habían cenado. Gabriel ya no nos pidió más, pues ya estaba lleno.
¿Qué hicimos hoy por Gabriel? Tratamos de que sea paciente en Nova mientras llegaban nuestros alimentos, hicimos que Gabriel cesara una actividad por orden nuestra y que no picara luego de su cena. Esta última conducta inapropiada está desapareciendo como nos lo habíamos propuesto.
Bueno, gracias a Dios por el día de hoy. Mañana será un domingo donde cocinaré, de ser posible iremos al Campo de Marte a jugar con los chicos, para luego concentrarme en mis pendientes y Marina, lo más seguro, se llevará a los chicos donde mi suegra.
Bye amigos.

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